En primer lugar, la durabilidad de la madera plástica supera a la de la madera tradicional. Este material no se pudre, no se astilla ni se agrieta, lo que lo hace ideal para su uso en exteriores y en condiciones climáticas adversas.

Además, requiere un mantenimiento mínimo. A diferencia de la madera natural, no necesita ser barnizada, pintada ni tratada con productos químicos, lo que reduce los costos y esfuerzos de mantenimiento a lo largo del tiempo.

La sostenibilidad es otro aspecto destacado. Al estar hecha de plásticos reciclados, la madera plástica contribuye a reducir la cantidad de residuos plásticos en el medio ambiente y promueve la economía circular.

Resistencia Química: Están diseñadas para ser resistentes a productos químicos como ácidos y álcalis, asegurando su integridad en diversos entornos industriales.

Higiene y Seguridad: Son inmunes a hongos, roedores e insectos, y no se ven afectadas por pudrición ni corrosión, lo que las hace ideales para negocios donde la sanidad es crucial, evitando el contacto directo de los productos con el suelo.

Facilidad de Limpieza: Su diseño permite una limpieza sencilla, manteniendo altos estándares de higiene, especialmente valorados en la industria alimentaria.